Endlich neigt sich dieses seltsame und turbulente Jahr 2020 seinem Ende zu und mit ihm diese Kolumne. Auch literarisch ist in diesem Jahr eine Menge passiert, obwohl es sich vielleicht nicht so anfühlt ohne Lesungen vor echtem Publikum, (fast) ohne Buchmessen und ohne Preisverleihungen in Anwesenheit derjenigen, die geehrt werden. Zu den interessantesten Ereignissen in der Welt der Literatur gehörte die Vergabe des diesjährigen Nobelpreises. Nach dem Skandal von 2018 rund um Katarina Frostenson, der zum Rücktritt zahlreicher Akademiemitglieder führte, war die diesjährige Preisträgerin eine Riesenüberraschung. Keiner der Namen, die auf den semi-offiziellen Shortlists standen, wurde verkündet, sondern einer, der wohl nur in lyrikaffinen Expertinnenkreisen (generisches Femininum, wie immer) bekannt gewesen sein dürfte: Louise Glück. In den USA ist Glück eine etablierte Lyrikerin und Essayistin, deren Werk in den letzten fünf Jahrzehnten mehrfach prämiert wurde. Es umfasst insgesamt 16 publizierte Gedichtbände und poetologische Essays. Aber wie immer möchte ich mich nicht zu sehr bei Autorinnen aufhalten – obwohl es sich in dem Fall durchaus lohnen würde – sondern den Blick auf die Übersetzerin richten. Auf Deutsch erschienen bislang die Gedichtbände Averno (2007, engl. Averno, 2006), Wilde Iris (2008, engl. The Wild Iris, 1992), neben einzelnen Gedichten in Literaturzeitschriften, alle übersetzt von Ulrike Draesner.
Anthropophagische Übersetzungspraxis III – Der Literaturnobelpreis 2020: ein großes Glück?
Ensemble Resonanz remixt Bach
Als im Oktober 2019 meine erste Kolumne bei TraLaLit erschien, war noch nicht abzusehen, dass das Jahr 2020 von einer globalen Pandemie geprägt sein würde, die in rasender Geschwindigkeit auch das weltweite Konzertgeschehen auf den Kopf stellen würde.
Für Fans der musikalischen Übersetzung war dieses ein faszinierendes Jahr voller ungewohnter Hörerlebnisse. Angefangen bei der extrem reduzierten und verdichteten Fassung der Matthäuspassion im April, habe ich diese Entwicklung über das Jahr hinweg auch mit meiner Kolumne begleitet.
Die Lyrik Phillis Wheatleys
Phillis Wheatley (1753-1784) wurde in Westafrika, wahrscheinlich in Senegal, geboren und kam 1761 mit sieben oder acht Jahren als Sklavin nach Boston. Sie diente Susanna Wheatley, Frau des Kaufmanns John Wheatley. Das Ehepaar Wheatley unterrichtete sie unter anderem in Griechisch, Latein, Englisch, Geschichte und Theologie. In seiner Biographie über die Lyrikerin beschreibt Vincent Carrettas einen unmittelbaren emotionalen Draht der Wheatleys zu Phillis, da eine ihrer eigenen Töchter im Alter von sieben Jahren verstorben war.[1] Schon als Teenager schrieb Phillis Wheatley erste Gedichte und 1773 erschien ihr Gedichtband Poems on Various Subjects, Religious and Moral in London. Unterstützt wurde sie dabei von Selina Hastings, Gräfin von Huntingdon, die auch schon die Veröffentlichung der Autobiographie der Sklavin Ukawsaw Gronniosaw möglich gemacht hatte.[2]
La poesía de Phillis Wheatley
Phillis Wheatley (1753–84) nació en África Occidental, probablemente en Senegal, y fue traída en calidad de esclava a Boston en 1761 cuando tenía siete u ocho años. Estuvo al servicio de Susanna Wheatley, esposa del comerciante John Wheatley. Esta pareja la educó en griego, latín, inglés, historia y teología, entre otras materias. Según las investigaciones de Vincent Carretta, los esposos tuvieron un vínculo emocional inmediato con Phillis, debido a que tuvieron una hija que murió a los siete años[1]. Wheatley escribió sus primeros poemas cuando era aún una adolescente y publicó el libro de poemas Poems on Various Subjects, Religious and Moral en Londres en 1773 gracias al auspicio filantrópico de Selina Hastings, Condesa de Huntingdon, quien en ese entonces ya había sido responsable de publicar la autobiografía del esclavo Ukawsaw Gronniosaw[2].
Wheatley fue la primera afrodescendiente en publicar un libro de poemas en lengua inglesa. Su escritura demostró conocimiento de la literatura grecolatina, como muestra su poema “To Maecenas”, así como su interés en reflexionar sobre la esclavitud:
“On Being Brought from Africa to America” Twas mercy brought me from my Pagan land, Taught my benighted soul to understand That there's a God, that there's a Saviour too: Once I redemption neither sought nor knew. Some view our sable race with scornful eye, "Their colour is a diabolic die." Remember, Christians, Negros, black as Cain, May be refin'd, and join th' angelic train.[3]
“Sobre ser trasladada de África a América” Fue misericordia la que me trajo de mi Tierra pagana, Le enseñó entendimiento a mi ignorancia infame Que hay un Dios, que hay un Salvador también: Cuando yo no busqué ni conocí redención. Algunos vieron nuestra raza de sable con ojos desdeñosos, “Su color es una matriz diabólica”. Recuerde, Cristianos, Negros, negros como Caín, Deben ser refinados, y unirse al tren angélico.
De esta manera proclama la integración social de las personas en función de la instrucción en el credo religioso. En 1772, antes de la publicación de este volumen, Wheatley fue evaluada por dieciocho intelectuales y personalidades de Boston para determinar si era realmente la autora de los poemas. Según Henry Louis Gates la trascendencia de este hecho significó que: “If she had indeed written her poems, then this would demonstrate that Africans were human beings and should be liberated from slavery” [Si ella efectivamente había escrito sus poemas, entonces esto demostraría que los africanos eran seres humanos y que debían ser liberados de la esclavitud][4]. Esta postura resultaba crucial para la tendencia abolicionista que comenzada a exacerbarse en Nueva Inglaterra. El testimonio afirmativo de verificación de la autoría de Wheatley se publicó en las primeras páginas de su libro. Después de publicarlo fue emancipada y ganó fama en Inglaterra y en las colonias americanas. Entre sus composiciones más frecuentes se encuentran elegías a amigos y extraños, que escribió por encargo, y temas religiosos:
“On Virtue” O thou bright jewel in my aim I strive To comprehend thee. Thine own words declare Wisdom is higher than a fool can reach. I cease to wonder, and no more attempt Thine height t’explore, or fathom thy profound. But, O my soul, sink not into despair, Virtue is near thee, and with gentle hand Would now embrace thee, hovers o’er thine head. Fain would the heaven-born soul with her converse, Then seek, then court her for her promised bliss. Auspicious queen, thine heavenly pinions spread, And lead celestial Chastity along; Lo! now her sacred retinue descends, Arrayed in glory from the orbs above. Attend me, Virtue, thro’ my youthful years! O leave me not to the false joys of time! But guide my steps to endless life and bliss. Greatness, or Goodness, say what I shall call thee, To give a higher appellation still, Teach me a better strain, a nobler lay, O Thou, enthroned with Cherubs in the realms of day![5]
“Sobre la virtud” Oh tú joya brillante en mi objetivo me esfuerzo En comprenderte. Tus propias palabras declaran La sabiduría está más arriba de lo que el tonto puede alcanzar. Dejo de preguntar, y no intento más Explorar tu altura, o desentrañar tu profundidad. Pero, oh mi alma, no se hunde en la angustia, La Virtud está cerca tuyo, y con mano cuidadosa Te abrazaría ahora, planea sobre tu cabeza. El alma nacida-del-cielo conversaría con ella de buen grado, Luego la busca, luego la corteja por su dicha prometida. Reina auspiciosa, sus alas celestiales despliega, Y dirige una Castidad celestial con ella; ¡Mirad! Ahora desciende su sagrada comitiva, Engalanada en gloria de las esferas superiores. ¡Cuídame, Virtud, durante mis años mozos! ¡Oh no me dejes ante las alegrías falsas del tiempo! Pero guía mis pasos a la vida eterna y al gozo. Grandeza, o Bondad, di cómo debo llamarte, Para darte un nombre mayor todavía, Enséñame un mejor esfuerzo, un canto más noble, ¡Oh Tú, entronizada con querubines en los reinos del día!
En 1778 Wheatley se casó con John Peters, un negro libre con aspiraciones de negocios. Después de la Guerra de Independencia de Estados Unidos (1775-1783) su situación económica decayó profundamente debido a la escasez generalizada de empleo y la competencia dispar en el mercado laboral entre blancos y negros. Siguió escribiendo y publicó en revistas poemas de corte nacionalista y de orgullo independentista. Lamentablemente, murió en extrema pobreza. Wheatley fue pionera de la tradición literaria afroamericana y, por tanto, la resonancias políticas y estéticas de su vida y su escritura seguirán enriqueciendo los estudios sobre la cultura de la diáspora africana.
[1] Carretta, Vincent. Phillis Wheatley: Biography of a Genius in Bondage. Athens: University of Georgia Press, 2011. p.14.
[2] Louis Gates, Henry. The trials of Phillis Wheatley: America’s first Black poet and her encounters with the founding fathers. New York: BasicCivitas Books, 2003. p. 30.
[3] Wheatley, Phillis. Poems on Various Subjects, Religious and Moral. Philadelphia: Joseph James, 1773. p. 10. (Traducción mia).
[4] Ibid. p.27.
[5] Ibid. p.8. (Traducción mia).
Zwischenspiel: alternde Übersetzungen versus ewig junge „Originale“
Diesmal nehme ich einen Kommentar unter der letzten Kolumne zum Anlass, um über einen Gemeinplatz zu schreiben, der immer wieder beim Sprechen bzw. Schreiben über das Übersetzen auftaucht: alternde Übersetzungen. Konkret bezieht sich die Kommentatorin auf ein Zitat von Michi Strausfeld. In dem zitierten Interview ging es um den verstorbenen Übersetzer Curt Meyer-Clason, und auf die Frage hin, wie die langjährige auf Lateinamerika spezialisierte Lektorin Meyer-Clasons Übersetzungen in der Rückschau bewerte, antwortet sie, das Problem an vielen Übersetzungen sei, dass sie alterten. Und zwar im Gegensatz zu „Originalen“.
Gottwald remixt Mahler
Die Corona-Pandemie ist nicht gerade die große Stunde Gustav Mahlers. Seine gigantomanischen Symphonien mit manchmal bis zu Tausend Mitwirkenden sind mit den Abstands- und Hygienebedingungen dieser Tage nicht gerade einfach in Einklang zu bringen. Dafür steht Mahler jedoch in anderer Form im öffentlichen Interesse: Ein Roman über ihn hat sich nämlich auf die Spiegel-Bestsellerliste verlaufen und diese seit Wochen nicht verlassen.
Der österreichische Schriftsteller Robert Seethaler versucht in seinem gerade einmal 126 großzügig gesetzte Seiten langen Roman Der letzte Satz eine Art literarischen Remix über den letzten Satz aus Mahlers Neunter Symphonie, er scheitert jedoch krachend. Glauben Sie mir, sein Text ist aufgesetzt, blasiert und öde, und keiner dieser drei Sünden hat sich Mahler je auch nur mit einer Note schuldig gemacht. Wenn Der letzte Satz überhaupt zu etwas gut ist, dann zu dem Beweis, dass man als sogenannter Bestsellerautor auch ohne jeglichen literarischen oder intellektuellen Ehrgeiz neue Produkte kreieren kann, die dann auch noch gekauft werden. Lesen Sie dieses Buch nicht, vergeuden Sie nicht Ihre Lebenszeit.
Die Lyrik Marianne Moores
Marianne Moore (1887, Missouri – 1972, New York) studierte Biologie und Geschichte am Bryn Mawr College. Sie arbeitete in der New Yorker Stadtbibliothek und war neben ihrer schriftstellerischen Tätigkeit zwischen 1925 und 1929 Herausgeberin der einflussreichen Zeitschrift The Dial. In Essays widmete sie sich einer Vielzahl von Themen wie etwa Literatur, Malerei, Sport und Musik. Moore verstand die Poesie als ein notwendiges Übel, um die ursprünglichen Aspekte der Wirklichkeit zu erkunden: „I, too, dislike it. Reading it, however, with a perfect contempt for it, one discovers in it, after all, a place for the genuine”. [Auch mir missfällt sie. Liest man sie jedoch mit der perfekten Verachtung, entdeckt man darin letztendlich doch einen Raum für das Wahre] [1].
La poesía de Marianne Moore
Marianne Moore (Missouri, 1887- New York, 1972). Estudió biología e historia en Bryn Mawr College. Trabajó en la Biblioteca Pública de Nueva York y, además de poeta, fue editora de la influyente revista Dial entre 1925 y 1929. También escribió ensayos sobre una variedad de temas que incluyen la literatura, la pintura, el deporte, la música, etc. Comprendió la poesía como un mal necesario que favorecía el descubrimiento de componentes primordiales de la realidad: “I, too, dislike it. / Reading it, however, with a perfect contempt for it, one discovers in it, after all, a place for the genuine” [A mí tampoco me gusta. Al leerla, sin embargo, con un desdén perfecto, se descubre en ella, después de todo, un lugar para lo genuino][1].
La originalidad de su escritura la convirtió en un referente para la poesía de la primera mitad del siglo XX norteamericano sin que se la minusvalorara como se hacía hasta ese entonces con las escritoras en los escenarios literarios predominantemente masculinos. Se distinguió por su capacidad de observación y por su exploración de la dimensión imaginativa y visual del poema. Con frecuencia su escritura alude a animales para invocar una reflexión sobre la existencia humana y sus misterios, como el poema “The Fish”:
wade
through black jade.
Of the crow-blue mussel-shells, one keeps
adjusting the ash-heaps;
opening and shutting itself like
an
injured fan.
[…]
All
external
marks of abuse are present on this
defiant edifice —
all the physical features of
ac-
cident — lack
of cornice, dynamite grooves, burns, and
hatchet strokes, these things stand
out on it; the chasm-side is
dead.[2]
internarse
en el jade negro.
Del cuervo-azul concha de mejillón, se sigue
alineando los montones de ceniza;
abriéndose y encerrádose como
un
ventilador herido.
[…]
Todas
las marcas
externas de abuso están presentes en
un edificio rebelde —
todos los signos físicos de
ac-
ciden— tal falta
de cornisa, surcos de dinamita, quemaduras, y
ataques asesinos, estas cosas sobre
salen en eso; el lado del abismo está
muerto.
El diseño fragmentario del poema que se refuerza en la división entre versos invita al lector a sumergirse en sus opacidades. El poema no nombra al pez, pero prepara la imaginación para sostener su imagen en un siniestro paisaje marino: el “ventilador herido” y “las marcas / externas de abuso” inscriben una soterrada violencia en el escenario poético. Este poema pertenece a Poems (1921), que estuvo al cuidado de Hilda Doolittle. Puede observarse el cuidado del efecto sonoro y de la distribución de las palabras en la página para realzar la imagen poética. Se trata de una deliberada apuesta por la dimensión simbólica del lenguaje y por una extrañeza reveladora.
En su libro Observations (1924) toma nuevamente la metáfora animal para elaborar situaciones sugerentes por intermedio de elementos naturales, como la referencia al nevado sobre la montaña Rainier en el poema “An Octopus”: “Completing a circle, / you have been deceived into thinking that you have progressed, / under the polite needles of the larches / ‘hung to filter, not to intercept the sunlight’” [Al completar un círculo, / te han hecho creer engañosamente que has progresado, / bajo las educadas espinas de los alerces / ‘colgados para filtrar, no para interceptar la luz del sol][3].
La destacada obra de Marianne Moore la llevó a recibir la medalla de The Poetry Society of America y la medalla nacional de literatura, así como un doctorado honorario en Harvard University. Durante su vida, fue una figura influyente para autores como Elizabeth Bishop y John Ashbery y, sobre todo, se convirtió en un hito para la genealogía de la escritura de mujeres en Estados Unidos.
[1] Moore, Marianne. The Oxford Book of American Poetry. New York: Oxford University Press, 2006. p.324. (traducción mía).
[2] Ibid. p.324 (traducción mía).
[3] Ibid. p. 334. (traducción mía).
Anthropophagische Übersetzungspraxis II: Der Übersetzer als „Zwillingsbruder des Autors“?
Die Figur, um die es in dieser Kolumne gehen soll, ist einerseits einer der bekanntesten Übersetzer aus dem Portugiesischen und Spanischen, gleichzeitig aber nicht unumstritten. Besonders die späten Übersetzungen von Curt Meyer-Clason wurden vielfach kritisiert, da sie „zu frei“ seien und dem Ausgangstext „zu fern“. Wieder möchte ich hier aber nicht in die Texte einsteigen und die handwerkliche Arbeit des 2012 verstorbenen Kollegen beurteilen. Mich interessiert vielmehr die Art und Weise, wie der Übersetzer und Vermittler namhafter Boom-Autoren und weniger Autorinnen (spezifische Feminina und Maskulina, später wird’s wieder generisch) aus Lateinamerika inszeniert wurde und sich selbst inszeniert hat. Exemplarisch betrachte ich hierzu drei seiner Nachworte zu von ihm übersetzten Büchern und schaue mir ein paar Artikel, Nachrufe und Interviews an.
Summer remixt Schumann
Eins der außergewöhnlichsten Debütalben dieses Jahres ist in einer ganz und gar eigenen Welt erschienen. Es handelt sich nicht um Klassik, obwohl Kenner romantischer Klaviermusik immer wieder aufhorchen und sich an vertraute Klänge erinnert fühlen werden. Es ist kein Pop, auch wenn man dessen Einfluss auf diese Musik nicht leugnen kann. Es ist kein Jazz, obwohl die Interpretin zu den talentiertesten Jazzpianistinnen Deutschlands gehört.